ACTIVIDAD I-
5TO”A”
PRACTICAS DEL
LENGUAJE
Pobrecito el
aguará
Autora: Graciela Cabal
Cuentos de miedo, de amor y de risa (2008). Buenos Aires: Grupo Editorial Norma.
Bicho buenísimo el aguará-guazú. Medio timidón.
Sin embargo, de él se dicen cosas terribles.
Se dice, por ejemplo, que el aguará-guazú no es un animal sino
persona, humano. Un humano —el séptimo hijo varón de cualquier familia— que cada
tanto, entre vueltas carnero, se convierte en temible lobizón. (…) Pero son
puras patrañas. ¡Qué va a ser lobizón el aguará!
Y se los digo yo que, en mi propia casa del barrio de San
Cristóbal, tuve un aguará-guazú. (…)
Resulta que a mí se me había muerto mi perra. Y yo estaba tan
triste que ni ganas de tomar mate tenía —con lo que me gusta el mate—; ni
fuerzas para sostener la regadera —con lo que me gusta
regar las plantas. “Si no hago algo, me voy a morir de pena”,
pensé. “Necesito un cachorrito”.
Y me fui a M.A.P.A., donde hay gente que abandona perros y gatos,
y gente que va a buscar perros y gatos, porque así es la vida. Esta vez muchos
perros no encontré, es cierto. Pero en una jaula, solito su alma, con cara de
desgraciado, y un cartel que decía “LAGUNA DE IBERÁ / CORRIENTES” y otro cartel
que decía “¡¡NO DAR!!”, había un cachorrito colorado y orejudo.
El cachorrito me miró y yo lo miré al cachorrito. Es sabido que
soy una persona viva, vivísima. Así que pensé: “A este no lo quieren dar porque
es el más lindo de todos. Sí, sí, cómo no… ¡A mí me van a engañar…!”.
Haciéndome la distraída y tratando de que nadie me viera, me
acerqué a la jaula, arranqué el cartel de “¡¡NO DAR!!” y lo hice un bollito. Después,
abrí la puerta de la jaula, metí la mano y agarré al orejudo.
Las expresiones exageradas
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Enseguida intenté poner cara de señora seria, buena, respetable
(me costó pero lo conseguí) y dirigiéndome a una señorita de blanco, dije: —Una
consulta para el veterinario, si es tan amable.
Pero nunca entré al consultorio del veterinario… (¿y si me sacaban
al cachorrito?).
Caminando para atrás, con dos orejas que asomaban de la cartera,
me fui de M.A.P.A.
—¡Oia! ¿De dónde sacaste ese perrito tan raro? —dijeron los
aguafiestas de mi casa al verme llegar lo más contenta.
—Yo no le noto nada raro a “Lobo” —dije yo, completamente
ofendida. —¿“Lobo”? —se rieron los aguafiestas—. Mucho nombre para tan poco
perro. —¡Groseros! —dije yo. Y con el perrito bajo el brazo, me retiré a mis
habitaciones (es decir: a la otra habitación).
¿“Poco perro” habían dicho? Ja, ja…
“Lobo” empezó a crecer y en la casa entraron a mirarlo con respeto.
Y yo tuve que poner en la puerta un cartel que decía “CUIDADO CON EL PERRO”.
No porque “Lobo” fuera malo, pobre angelito. Sino porque era
enorme, bruto, juguetón… y raro (en esto algo de razón tenían en mi casa). Cuanto
más crecía, más raro era. Lindo, pero raro.
Lo que más llamaba la atención eran sus larguísimas patas, y
también sus orejas, que él movía de allá para acá y de acá para allá.
El lío grande fue cuando empezó el olor. Olor siempre había
tenido, desde cachorrito. Pero EL OLOR, lo que se dice EL OLOR… Un olor a
tapir, a elefante, a manada de elefantes, le llegó con el crecimiento. Y eso
que perro más bañado que “Lobo” dudo mucho que exista. Y no solo en la
República Argentina, sino en el mundo entero, se los puedo jurar. Llegué a
bañar a “Lobo” todos los días. Y probé cuanto producto especial mostraban por
la tele.
Pero nada. Más lo bañaba, más olor tenía a tapir, a elefante, a
manada de elefantes. Fue por esa época que empecé a quedarme sin amigos. Es
cierto que algunos me hablaban por teléfono, pero venir, no venía ni el loro.
La gente de la casa, al principio, aguantó a pie firme. Porque
todos lo querían a “Lobo”, desgracia humana. Y “Lobo” también nos quería a
todos, suerte perra. Pero después de un tiempo, los de la casa no soportaron
más. Y primero uno, después otro y otro, se fueron en busca de nuevos
horizontes. Y nuevos aires. En casa solo quedábamos “Lobo”, yo y el padre de
mis hijos, que a raíz de una sinusitis crónica tiene poco olfato. Poco, pero
algo tiene. Por eso un día… —Volveré cuando él se haya ido —dijo señalando a
“Lobo” y con voz gangosa el padre de mis hijos. (La voz gangosa le venía del
pañuelo con que el padre de mis hijos se tapaba la nariz).
Y entonces nos quedamos solos: “Lobo” y yo. Y los dos nos pusimos
a llorar. Bueno, la que lloraba era yo. “Lobo” aullaba para el techo, porque
traspasando el techo estaba la luna. Fue justo en ese momento cuando sonó el timbre
del teléfono. Era mi amiga Nora. —Voy para allá en un taxi —dijo cuando oyó mis
llantos, y los aullidos de Lobo.
—No vas a resistir —le dije llorando a gritos—. El olor te matará
y vos sos mi amiga del alma.
—No será para tanto —dijo ella, la inocente. ERA PARA TANTO… Abrí
la puerta, “Lobo” corrió a hacerle fiestas a Nora y Nora huyó al baño. Desde el
baño gritó aquello que nunca olvidaré:
—¡¡ESE PERRO NO ES PERRO!! ¡¡ES AGUARÁ-GUAZÚ!! (¿Debo decir que mi
amiga Nora es experta en aguará-guazú de tanto dibujarlos en el zoológico? Está
bien, lo digo…).
LCuando me separé de “Lobo”, antes de que él emprendiera viaje
hacia la laguna de Iberá, lloré casi tanto como cuando se
me murió mi perra. Y lo abracé
fuerte —qué me importaba el
olor—, y él me abrazó a mí con sus patas larguísimas y
me tiró al suelo de puro cariñoso y yo le hice cosquillas en la panza… Por
eso digo: ¡Qué va a ser lobizón el aguará!. Si es bicho buenísimo, y se
come los ratones y las víboras que están de más. ¡Ah! Y para aquellos que
maten un aguará por miedo o por la pielcita o por gusto de matar, les dejo
esta maldición gitana, que no me acuerdo si la oí, la soñé
o se me ocurrió a mí sola:
“El que mata un aguará su
fortuna perderá…”.Así que… ¡ojito!
ACTIVIDADES
1-¿Quién cuenta la historia?
¿Cómo se dieron cuenta?
2-¿Qué les resulta más gracioso del cuento y por qué?
3- El Movimiento Argentino de
Protección al Animal (cuyas siglas son M.A.P.A., como aparece en el cuento)
tiene por finalidad proteger y defender a los animales. ¿Por qué creen que un
aguará- guazú estaba allí? Conversen y compartan sus opiniones
4- ¿Cómo es el olor de “Lobo”? Busquen en el texto la
frase que se usa para describirlo.
5- Imaginen cuáles son los productos especiales que la narradora
ve en la tele y le pone a su mascota. Elijan uno, enumeren algunas de sus
características y escriban las instrucciones para utilizarlo correctamente.
6- La protagonista se define como una persona “viva,
vivísima”. ¿Están de acuerdo?. Expliquen su punto de vista.
7- En el cuento hay una maldición para que nadie se
anime a lastimar a los aguaráguazú.
¿Cómo sería un hechizo para proteger a las ballenas, al orangután
o a otro animal en peligro de extinción?
8-Dibuja como te imaginas que es un aguará guazú.
( es para exhibir y exponer en la escuela)
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